Conferencia sobre el tema “Diálogo Norte-Sur”

Conferencia sobre el tema “Diálogo Norte-Sur”

Autor: Willi Noack

Publicado: Escuela de Altos Estudios Nacionales, dirigida por el Gral. Brig. Justo Gareca Gallardo, 8 de junio de 2000

Aclaración necesaria

Pronuncio esta conferencia como un economista profundamente convencido de que el menos defectuoso orden económico real es la economía social de mercado. Al mismo tiempo critico al neoliberalismo de corte norteamericano, implementándose en casi todos los países del globo, fenómeno bautizado con el nombre “globalización”. Ambos órdenes utilizan el funcionamiento del libre mercado para la óptima colocación de los factores productivos, por lo tanto son parecidos. Pero al mismo tiempo son muy diferen-tes, pues la economía social de mercado reconoce la responsabilidad social y la solidari-dad y puede ser considerada como un “cruce” entre capitalismo y socialismo. Es el modelo noble que ahora tiende a perder una batalla y, quizás, la guerra contra el neolibe-ralismo, el cual es la versión inhumana del capitalismo, como este discurso pretende demostrar.

1. El capitalismo, en estos tiempos, es el paradigma universal: el neolibera-lismo es el modelo globalizado.

· La versión del capitalismo de los EE.UU. es el modelo vigente después de la banca-rrota del mundo socialista-comunista, con raras excepciones de socialismo sobrevi-viente (Cuba, Corea del Norte) y de la economía social de mercado en algunos paí-ses.

· Mundialmente se lo implementa, con intermediación ponderada del FMI / BM y OMC, bajo las normas de la liberalización, desregulación y privatización (“capitaliza-ción”).

· Los promesas: Generar bienestar económico para el mundo entero y seguridad colectiva. Permanentemente se habla sólo de lo positivo y no del lado negativo.

· Hubo una primera “globalización” entre 1880 y 1914; por lo tanto, podemos aprender ciertas lecciones de la historia.

2. Principales características del capitalismo globalizado.

· Fusión de mercados y empresas en todo el mundo, como también de conocimientos y culturas, mediante el libre comercio de bienes y servicios y, ¡sobre todo, a partir de los años 80!, el flujo totalmente liberalizado del capital financiero.

· Esta globalización del capitalismo llega al último rincón del mundo.

· 53.000 empresas transnacionales, con 450.000 sucursales, realizan dos tercios del comercio internacional con sus fábricas y canales de distribución.

· Ellas ocupan tecnología de punta, aprovechan la economía en escala y cuentan con excelente intercomunicación.

· Objetivo sagrado: Maximizar la ganancia del capital invertido, mediante productivi-dad, que genera competitividad óptima, en la jerga del capitalismo: Maximizar el “shareholder-value”, en español: el valor que recibe el accionista-capitalista.

· La tecnología moderna (transporte, telecomunicaciones; maquinaria robot, eliminan-do mano de obra, etc.) permite producir y llegar a los mercados con precios unitarios muy bajos. La tecnología ultramoderna facilita la cobertura del globo con sistemas de comunicación; pero eso no es su origen, mucho menos su objetivo, es meramente un instrumento ideal para maximizar ganancias. En 1913, una comunicación telefó-nica entre Londres y Nueva York tardó tan sólo un minuto.

· Las empresas transnacionales necesitan mercados muy, muy grandes y sin protec-cionismo para vender la producción en masa, por su estructura de costos.

· Los capitalistas, a través de sus fondos de inversión, son omnipotentes, hasta más poderosos que muchos gobiernos de países soberanos. El capital concentrado en manos de Fondos busca exclusivamente el lucro y circula libremente por el globo, generando auge al llegar y, al retirarse, un desastre. Hay especulaciones contra mo-nedas. El capital juega al gato y ratón, no (re)conoce responsabilidad social. La es-peculación puede ser más poderosa que el FMI.

· Permanentemente se busca la mejor oferta mercantil en el mundo (la cual se conoce por la transparencia de la oferta, gracias a las telecomunicaciones), léase: comprar al precio más bajo ofertado, sin preocuparse de las condiciones sociales y / o ambienta-les (ver Taiwan) que abaratan los costos, fomentando el dumping social y ecológico. Prevalencia única de la ley de la oferta y la demanda.

· Existe un marcado egoísmo entre los protagonistas que exigen libertad de comercio sólo cuando les conviene, ver por. ej. proteccionismo y subvencionismo del agro en EE.UU., Europa y Japón.

3. Algunas consecuencias

· Los datos macroeconómicos impresionan, por ej. el volumen incrementado del comercio internacional; el crecimiento del PIB en países capitalistas, liderizado por los EE.UU. Vale destacar también la disponibilidad universal de conocimientos.

· El proceso es centralizador y divide en ganadores y perdedores, quiero decir que es bueno para los buenos y malo para los débiles, quienes son los grandes perdedores del sistema.

· La presentación de la estadística sobre macrologros es mentirosa y engañadora por no reflejar la distribución de los beneficios. Ejemplos para sustentar:

· Ejemplo 1: En 1960, el 20% de los 6 mil millones de habitantes del globo era 30 veces más rico que el 20% más pobre del mundo: en 1999 es 78 veces más ri-co.

· Ejemplo 2: Los 358 hombres más ricos del mundo (Bill Gates “pesaba” 100 mil millones de US$) igualan, en conjunto, en riquezas a los 2.500.000.000 más po-bres, o sea, casi la mitad de la población mundial.

· Ejemplo 3: Un 60% de la población mundial sufre el empeoramiento de su situa-ción social y del medio ambiente que habita.

· Ejemplo 4: México. La apertura a productos importados conllevó a la destrucción de pequeñas y medianas empresas (donde se concentra la masa de fuentes de trabajo) y de la pequeña agropecuaria y, cuando en 1994 salieron huyendo los capitales extranjeros, dejaron un saldo de 15.000 empresas en bancarrota y la pérdida de 3 millones de empleos. En 1990, el 50% de los mexicanos vivía con menos de US$ 3,- por día; en 1999 fue el 66%. Tequila envenenado.

· Ejemplo 5: Entre 1996 y 1999 aumentó el número en un millón de ciudadanos estadounidenses con fortunas millonarias; más de 60 de ellos, en los últimos 12 meses, acumularon mil millones de dólares.

· Ejemplo 6: En 1963, los directores de empresas transnacionales ganaron 44 ve-ces el salario promedio de un trabajador; en 1999 subió a 326 veces. Tienen que maximizar la rentabilidad del capital mediante la minimización del costo de pro-ducción; léase: la remuneración del factor trabajo, bajo amenaza de perder el cargo.

· Ejemplo 7: En el país de origen del capitalismo desenfrenado, los EE.UU., en 1995 el 80% de los trabajadores ganó un 11% menos que en 1973, pese a una mejora de la productividad en un 30%. O sea, sólo el 20% ganó en 1995 más que en 1973, y de este porcentaje el 1% logró duplicar sus ingresos.

· Ejemplo 8: El 85% de las ganancias bursátiles se repartieron en los EE.UU., en-tre 1989 y 1998, entre el 10% de la población, que son los más ricos.

¡Hay n cantidad de ejemplos! Prospera la cultura del egoísmo, del materialismo y con-sumo, el “ser” se mide en términos del “tener”.

Los “datos macro” sirven para emborracharse, los “datos micro” hacen llorar. La distribu-ción de fortunas e ingresos, tanto intra como internacional, es una vergüenza. La con-centración de capital permite a los ya ricos, los grandes ganadores, comprar las empre-sas extranjeras en quiebra al precio de ganga. La concentración de la banca internacio-nal en manos de los más poderosos capitalistas potencia aún más su poder con cada nueva adquisición. Además la banca globalizada enfatiza el negocio altamente lucrativo de financiar la fusión de empresas en desmedro del otorgamiento de pequeños créditos, que no genera muchas utilidades. La concentración del poder en manos de los países industrializados, dictando sus reglas de juego, se parece al colonialismo o imperialismo de tiempos pasados. La peor consecuencia son las catástrofes monetarias causadas por la libertad absoluta, verdaderamente “volátil”, con la cual inimaginables cantidades de dinero vagabundean diariamente por el mundo, solamente buscando la mejor renta, generando (por la importancia sea reiterado!!) al principio un “boom” (auge), pero, al retirarse, una terrible crisis, en total unos 80 a 90 en el mundo durante los años después de 1973, a sabiendas de que la crisis mundial de los años 30 se debía también al mismo fenómeno. Para aumentar la ganancia del capital, hay que reducir el personal y pagarle menos (“downsizing” y “re-engineering” son las palabras para camuflar esta política). La consecuencia de esto es el temor de la masa poblacional por su subsistencia, la cual causa estrés, pues la lucha por la existencia se endurece. Estas tensiones provocan y aumentan la inestabilidad política (ver Indonesia ¿y Bolivia?) Fundamentalistas étnicos, religiosos, ideológicos pueden engañar con la falsa promesa de satisfacer los anhelos de las masas sin futuro, quizás positiva de la internacionalidad del capital invertido; es que las guerras entre los ricos no tienen sentido, pues van en contra de sus intereses eco-nómicos mutuos.

4. La amenaza

Es probable que este proceso del capitalismo absoluto e inhumano, sólo fijado en la rentabilidad del capital, se agudizará aún más. Todos los países están expuestos a un chantaje exitoso por parte del capitalista: “Si no aprobamos mis condiciones para que suban mis ganancias, me voy a otro país que esté dispuesto a hacerme caso”. El capital exige leyes favorables para reducir el costo de mano de obra, o sea, exige leyes que autorizan el “hire and fire” (contratar y rescindir al libre gusto, ver “flexibilización”). El capitalista exige bajos impuestos sobre las ganancias del capital, y espera consideración favorable cuando no quiere cumplir con normas en favor del medio ambiente. De esta manera los gobiernos u obedecen o el capitalista se va a otro país donde encuentra obediencia dócil a sus exigencias. Los gobiernos demócratas de países soberanos se debilitan, y en la población aumentan los resentimientos y el rechazo del “imperialista” y los reclamos para volver al proteccionismo y subvencionismo. ¿Tendrán otra vez mu-chos lectores las obras de Carlos Marx?

Es sorprendente que no haya más rebelión en el mundo contra esta amenaza real (rechazo del MAI, Seattle 112/99, Washington 4/2000; se está organizando el desacuer-do, aprovechando del INTERNET); se parece al conejo que mira a la víbora sin moverse, la oposición está paralizada. Al momento, no hay alternativa, el sistema capitalista se impone y, según sus protagonistas, es irreversible.. Pero la brecha entre ricos y pobres intra e internacionales se agranda.

5. ¿Hay una salida?

La historia nos enseña que los procesos se desenvuelven con dialéctica. Después de la primera ola del capitalismo universalizado (para sustituir la palabra “globalización” por un sinónimo; otro sería “mundialización”), de 1880 a 1914, se produjo una fase totalmente distinta, radicalmente abandonando la integración mundial; de 1914 a 1973, la economía mundial funcionó con reglamentaciones proteccionistas, convenios bilaterales, aboliendo las libertades.

En 1944, en Bretton Woods, fue creado un sistema que fijó las monedas nacionales al dólar estadounidense, hasta el año 1973, cuando, por egoísmo nacional norteamericano, este sistema colapsó, abriendo paulatinamente paso al “libertinaje” financiero mundial. Después de las recientes crisis hay intentos de algunos países de regular la libertad de invertir y retirar el capital (ej. Malasia y Chile), pero no cambiaron en esencia la libertad en los mercados financieros. Los expertos y jefes de gobiernos reconocen, casi en forma unánime, que los flujos especuladores de capital causan bancarrotas de economías nacionales, pero los más privilegiados de la libertad del sistema no aceptan regulacio-nes. El flamante director del FMI, el alemán Koehler, comprometió reformas, por ej. insistir en que los ricos paguen lo que voluntariamente prometieron, el 0,7% de sus PIB, para los países en vías de desarrollo. A ver si logra cumplir su promesa. Por el momento (¿hasta cuándo?), existe incertidumbre sobre el futuro. Es necesario subrayar que se forma oposición. Si el capitalismo no consigue que la masa de población participe con más justicia social en las bonanzas que indudablemente produce, y más bien continúa con la concentración de las bondades cada vez en menos manos, puede llegar a situa-ciones incontrolables y autodestruirse. Es alarmante que el modelo de la economía social de mercado en Alemania esté bajo la fuerte presión de deshacerse de conquistas sociales que hoy ya no son viables en el mundo de la competencia, pues quitan competi-tividad, por aumentar el costo unitario de los productos.

Sin tres cambios imprescindibles, el modelo capitalista no será viable en el tiempo, pese a sus aspectos positivos:

a. Regulación del mercado financiero mundial para inhibir la especulación.

b. Distribución de la bonanza con más equidad, y

c. Reconocer la responsabilidad social de los fuertes para aquellos que no son y nunca serán competitivos, o sea, reconocer el imperativo de la solidaridad.

En 1999, un 40% de la economía sufrió d recesión (una bomba de tiempo). Quizás por eso los países ricos prometen nuevamente transferir el 0,7% de su PIB a los países pobres y condonar deudas; tal vez se trata de una señal de concienciación.

6. Bolivia en el contexto del capitalismo globalizado

Este capítulo del análisis es el más complicado y espinoso. Un hecho marca la diferen-cia con muchos otros países en vías de desarrollo: somos un país que poco participa en los acontecimientos mundiales, estamos en un “nicho”. No recibimos los grandes capita-les especulativos, casi no hay “joint-ventures” , no tenemos fuertes actividades de em-presas transnacionales, no tenemos una moneda nacional sobreevaluada, tampoco una bolsa importante que inviten a un señor Soros a especular, y pocas empresas naciona-les participan en el comercio internacional combatido. No tenemos pulmonía cuando el vecino poderoso tiene un resfrío. Sí, nos afecta, a algunos sectores más que a otros, y se desacelera nuestra economía, pero no entramos en un colapso económico nacional. A veces me parece que la globalización sucede allá, afuera, lejos, pues los cambios que se producen en la gran mayoría de nuestra población son insignificantes en comparación con le celeridad con la cual las poblaciones de otros países forzosa y mayoritariamente cambian. No recibimos las maravillas de la globalización, pero tampoco somos tan vulnerables como ellos.

Hay sectores que responden activamente a los retos de la competencia pero son todavía contados. Dudo que la idiosincrasia mayorista nuestra sea muy favorable para el capita-lismo desencadenado, por no existir esta exagerada ambición de superación. El PNUD, Desarrollo Humano en Bolivia, 2000, tiene como tema central la importancia de las aspiraciones. Admiro la capacidad boliviana de improvisación y adaptación. Lo que consideramos muy necesario es cuidar la participación equitativa de todos los progresos, evitar la pobreza del Estado, el cual, por la evasión tributaria, el contrabando y la corrup-ción, no recauda su tajada de las ganancias empresariales para ejecutar inversiones productivas en infraestructura, apoyo a la producción y promoción económica, buscando más eficiencia de la inversión pública e invertir en lo social, cumpliendo su función redistribuidora en lo social.

Hay que responder a los retos de la competencia y reformar los contenidos de la educa-ción, para estar mejor preparados cuando nos toque defendernos en este mundo de la inclemente competencia que parece años luz lejos de aquí, pero nos espera cuando queremos participar en el baile de la globalización. Debemos procurar la paz social, con repartición de cuotas justas en las ganancias, pues la guerra social cuesta más caro. Debemos actuar con solidaridad. Las superintendencias deben controlar los monopolios. La corrupción pone en riesgo estos objetivos.

Hay que fomentar el turismo receptivo para que vengan a Bolivia las víctimas de la globalización, encontrando un paraíso subdesarrollado, pero sobre rieles, feliz, donde pueden aprender que no todo lo que aumenta nuestra felicidad se mide en dólares, o no está en venta.

Digo que este capítulo es espinoso, y me imagino que algunos o muchos no comparten esta evaluación, pero reclamo para mí la experiencia de haber sufrido crisis verdadera en Alemania después de la guerra, y por haber convivido en Bolivia la crisis de los años 1983 – 1985; hasta la peor crisis boliviana sería inocua en términos de comparación. Acostumbrada siempre a contar con poca riqueza material, Bolivia tiene la capacidad de acomodarse a la crisis, que significa tener algo menos; o la buena marcha del país, cuando se tiene algo más.

Bolivia no tiene, por más que se lo repita erróneamente, un orden neoliberal, es decir un capitalismo inhumano, más bien una economía social de mercado, por incorporar en sus leyes y políticas al hombre como sujeto y objeto. Hay que cuidarlo, sin oponerse a ciertos cambios imprescindibles para lograr una mayor competitividad.

Aunque la globalización llegara algún día a su apocalipsis (¡ojalá nunca!), quiero seguir viviendo en Bolivia.

Bibliografía consultada:

· Die 10 Globalisierungslügen (Las 10 mentiras de la globalización), Gerald Bosberger, Harald Klimenta, 1998

· Die Globalisiserungsfalle (La trampa de la globalización), Hans-Peter Martin, Harald Schumann, 1996

· Globalisierung und Wettbewerb (Globalización y competencia), Reinhold Biskup, 1996

· Revista “Der Spiegel”, Nos. 26 y 27, 1999

· Globale Trends (Tendencias globales), 1999

· Logik der Globalisierung (Lógica de la globalización), C. Cristian von Weizsäcker, 1999

· Zivilisiert den Kapitalismus (Civilizar el capitalismo), Marion Gräfin Döhnhoff, 1999

· Siglo XXI: Tecnología de genes.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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