¿Quién merece ayuda?

¿Quién merece ayuda?

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 24.05.2001

El Diálogo Nacional II se está aproximando.

Uno de los temas claves es determinar cuál será el mejor mecanismo para la asignación de recursos financieros disponibles por la condonación de la deuda externa. De paso está también una interrogante para la óptima distribución de la coparticipación tributaria constituida por la LPP. (En este artículo no estamos todavía tratando la problemática conflictiva de asignar los fondos en base a cálculos estadísticos obsoletos, es decir en base al censo INE 92).

En la mesa “Lucha contra la pobreza” (LCP) se pretende obtener el criterio y la opinión mayoritaria de la sociedad civil organizada sobre la preferencia existente en cuanto a la transferencia de recursos; hay cuatro opciones, citamos un documento final:

1. “A todos los bolivianos (distribución equitativa por número de habitantes, como en la Participación Popular)”.

2. “A los más pobres (distribución compensatoria por indicador de pobreza)”.

3. “A las personas o entidades que presenten los mejores proyectos (distribución competitiva a proyectos mejor enfocados a la pobreza)”.

4. “A otros (indique a quién y con qué criterio)”.

¿Cuál es la mejor opción? ¿Cuál es la más justa socialmente? ¿Cuál logrará mejores resultados en la LCP? Vamos por parte.

Ad. 1: Existe experiencia con la distribución equitativa que representa una alternativa bastante objetiva, y de manejo fácil; el municipio recibe por cada comunitario x cantidad de dólares, y eran alrededor de 30,- US$. La injusticia era el cálculo en base del censo INE 92 obsoleta. Hay, además, observaciones a esta modalidad. Como siempre existen críticas justificadas, pero, indudablemente, se produjo un salto muy grande hacia adelante con la coparticipación, que es condición sine qua non para el funcionamiento de los 314 gobiernos municipales autónomos.

Ad 2: Transferir a los más pobres. ¿Quiénes son? Determinantemente queda inadmitido el uso del “Mapa de Pobreza”. Textualmente, en su capítulo sobre “Utilidad y Limitaciones del Mapa de Pobreza”, páginas 387 y 388, el libro señala: “… finalmente, el Mapa de Pobreza no debe utilizarse para priorizar regionalmente programas asociados a la generación de ingresos, como el impulso de la economía campesina, el apoyo a la economía popular urbana, programas de empleo y similares, que requerían integrar una medición de la pobreza por ingresos.” ¡Más claro que agua cristalina!

Habrá graves problemas en el manejo de este criterio aparte de cuestionamientos conceptuales, pues ¿no será que el asistencialismo es sinónimo con regalar pescados? ¿No se eternizará democráticamente la pobreza en vez de combatirla? ¿Acaso no sabemos que la ayuda exige los esfuerzos propios del beneficiado? La ayuda es una obligación moral de solidaridad en casos extraordinarios como consecuencia de catástrofes naturales, accidentes. El abuso representa la gran amenaza. Cabe mencionar que la LPP, en su art. 29, prevé la creación de un fondo compensatorio entre los más ricos y los más pobres.

Ad 3: Esta opción se enmarca en el lema de la ayuda para la autoayuda, en la filosofía de enseñar a pescar. Exige ambición de superación, tema que el PNUD, en su reciente publicación sobre el “Desarrollo Humano Bolivia 2000″ trata bajo la sigla de la “aspiración”. Este principio es justo con los pobres que se esfuerzan individualmente y, por lo tanto, merecen recibir apoyo. Teóricamente, ejemplos exitosos pueden desencadenar procesos similares en otras regiones, copiando proyectos con resultados positivos. Obstaculiza una idiosincrasia adversa (ver Alcides Parejas), en el sentido de que muchos prefieren aparentemente democratizar la pobreza antes de aceptar que algunos prosperen.

Ad 4: Otros. Aquí conviene hacer un alegato en favor de la “fórmula 3 : 2 : 1 1/4″ de Oscar Serrate, quiere decir, triplicar la asignación para municipios con menos de 5000 habitantes, duplicar para municipios con más de 5000, pero menos de 20.000 habitantes, y multiplicar con 1,25 la asignación a los de más de 20.000 habitantes. Podría significar un aporte ponderado a la LCP y mitigar la migración hacia el eje. Una idea utópica mía: ¿y si se toma como clave de transferencia el grado de cumplimiento con otros tributos, por ej. el pago de catastro? El político busca recibir dinero “fácil”, pues el dinero difícil, a través de la recaudación tributaria, le hace antipático delante del elector.

Comentarios finales:

1. En el fondo, se trata de un concepto filosófico y no sólo de un mecanismo distributivo.

2. Para la planificación financiera a mediano y largo plazo necesitamos bases sólidas que no se cambian alegremente.

3. No se puede aumentar así nomás la cantidad de recursos financieros disponibles, pero se puede mejorar democráticamente la relación causa – efecto; el éxito de la LPP es cuestión de organizar un eficiente Estado descentralizado.

4. Esta discusión pertenece al Parlamento, donde los Padres de la Patria sean los verdaderos representantes del pueblo, con legalidad y legitimidad. En el Parlamento debe haber permanentemente un “Diálogo Nacional”. Hay que modificar la CPE y demás leyes para instalar una democracia de verdad. El Diálogo Nacional es la reconfirmación que no hay un diálogo sobre el futuro del país, donde pertenece. Lo mismo vale para el control social: ¡Qué las instancias constitucionales fiscalicen con eficiencia! Otras construcciones vienen en muletas y, probablemente, no son capaces de cumplir las funciones atribuidas que, en una democracia cabalmente funcionando, pertenecen a instancias constitucionales capacitadas. Hay que erradicar las causas de fondo que inhiben la fiscalización democrática antes de crear cada rato nuevas instancias impotentes, como un “Comité de Vigilancia”.

Democracia, a veces, también significa tener el derecho a cometen mayoritariamente grandes errores. Ojalá que se imponga el raciocinio en el asunto en cuestión.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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