Un gran desafío

Un gran desafío

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 07.06.2001

En este comentario hablamos de la posibilidad de que Bolivia pueda beneficiarse con la iniciativa para la reducción de su deuda externa como país pobre muy endeudado (PPME, en inglés: HIPC). Nota bene: de la posibilidad, pues todo depende de saber y poder cumplir con las condiciones sine qua non que ponen los acreedores. De los países candidatos por su situación, PPME, Bolivia está preseleccionada por cumplir, entre otras, con una de las condiciones importantes, y es haber emprendido reformas. (Para los interesados, mayores detalles en la página http://www.worldbank.org/hipc/spanish/sp-faq/sp-faq.html). Con la condonación condicionada, los acreedores esperan que Bolivia “mejore sus programas sociales, logre un buen gobierno y un crecimiento económico ampliamente compartido”. Mucho se ha dicho y escrito ya sobre el particular bajo la sigla “Diálogo Nacional II” (D.N. II). Después de la realización de la primera mesa municipal en el Departamento Santa Cruz, como inicio de la consulta de los futuros beneficiados en los 314 municipios, la cual se llevó a cabo en La Guardia, en días pasados, se puede hacer algunas reflexiones adicionales pertinentes.

1. Hay cuatro objetivos de este diálogo o consulta, que son:

a. La identificación de las características de la pobreza en los municipios.

b. Rescatar opiniones referente a los mecanismos preferidos de cómo asignar recursos financieros.

c. Conocer las ideas sobre un mejor control social, y

d. Sobre la institucionalización de dicho control social.

Algunas de las preguntas de un cuestionario destinado a conocer estas opiniones, apuntan al meollo de los problemas de la pobreza, pues tratan las causas de fondo, mientras otras son reiterativas, y no tan novedosas, pues fueron contestadas participativamente en los respectivos “Planes de Desarrollo Municipal (PDM)”. Otras son cuestionables, por ej. la pregunta: ¿qué grupo es el más pobre en un municipio?, pues carece de posibilidades de medición objetiva y, por lo tanto, desembocaría en una polémica.

2. El D.N. II representa la tribuna para discutir la mejor organización del Estado boliviano moderno. En el cuestionario se recogen “preocupaciones que están más allá de los alcances del presente Diálogo”. ¡Adelante, pues, Bolivia, discute tus problemas! La notoria falta de “voluntad política” de los sectores políticos en conjunto bloquea y boicotea el debate sobre cambios estructurales, como, por ej., la descentralización mediante gobiernos departamentales, las modalidades de elección directa de autoridades, la perfección de la descentralización decidida a través de la municipalización, aumentando la actual coparticipación tributaria de 20% a 50%, acorde con las atribuciones y competencias transferidas a los municipios, y achicando los presupuestos del Gobierno central y de sus sucursales, que son las Prefecturas, aplicando el principio de la subsidiaridad.

3. En este D.N. II, la organización de esta consulta está a cargo de una institución independiente para evitar cualquier conflicto de intereses. (¿Quién asignará a un perro el cuidado de los chorizos?) Esta entidad, hasta la finalización del Diálogo, precisa mucha fuerza defensiva contra los ataques de grupos de poder, sobre todo de la “clase política”, que no va a querer los mencionados cambios y otros similares, pues perdería, mientras el pueblo gana.

4. Adelantarse con pronósticos, incluye el riesgo de equivocación. Aún así, es muy probable que uno de los resultados contundentes de la presente consulta será el deseo imperioso de fortalecer los municipios, en desmedro del nivel central del Estado con sus nueve anexos departamentales, pese al hecho de que, todavía, le falta a muchos gobiernos municipales lograr, por lo menos, niveles administrativos aceptables. Parece que la población percibe que aún así la mejor opción para la reforma del Estado está en la autonomía municipal.

5. Es una costumbre cínica consultar al soberano, pero gobernar sin tomar en cuenta sus pedidos. En esta oportunidad del D.N. II, según los responsables, eso será diferente, es decir, si se imponen los acreedores con sus condiciones, pues rige el “tómelo o déjelo”. ¿Aceptaría el pueblo si la clase política dejara pasar, perdiendo la oferta de aprovechar la suma de 1.300 millones de dólares, que es seis veces el volumen de la coparticipación tributaria anual transferida actualmente a los 314 municipios. Tampoco prosperará en el D.N. II, al parecer, recurrir a la “viveza criolla”, pues Bolivia recibiría la ventaja de la condonación en la medida de cómo cumple con las condiciones, utilizando métodos objetivos de medición. Las condiciones deben ser consideradas en un plan de lucha contra la pobreza, el cual precisa ser aprobado para iniciar la condonación. ¡Tómelo o déjelo!

El gran desafío es saber aprovechar esta coyuntura política para iniciar grandes cambios estructurales que, de otra manera, no se producirán, pues la verdadera democratización significa la pérdida de privilegios para determinados grupos, pero ganará el pueblo.

P.D. Se recomienda controlar la información estadística proporcionada para prevenir que se tomen decisiones importantes sobre bases erróneas.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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